En el papel del diseñador no solo se hacen propuestas que convergen en el quehacer de la sociedad, sino que además influyen de forma considerable en la cultura, en la forma de vida y sus costumbres. Es fundamental que el diseñador sea participe y consciente de esta responsabilidad, y que no aborde únicamente las cuestiones formales ni se involucre en estrategias consumistas y explotadoras del mal diseño. Pero bueno, finalmente esa también es una realidad de la que difícilmente podemos liberarnos. La mercadotecnia hoy en día, es una fuerza que empuja tenazmente frente a los mercados internacionales, absorbiendo a una gran cantidad de diseñadores con aptitudes y técnicas merecedoras de este mercado. ¿Bueno o malo? en fin, no es esa la pregunta que se busca responder en este proyecto. Lo que si debemos entender es que debemos desempeñar nuestro trabajo con conocimiento, innovación, sensibilidad y conciencia frente a la realidad que nos ha sido planteada, y aceptar que esos otros diseñadores igualmente son necesarios para echar a nadar esta maquinaria de expansión irremediablemente globalizada. ¿Cuál sería entonces el punto de equilibrio? Y como encausar nuestros conocimientos en beneficio de un crecimiento conjunto y dirigible.

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